¿Por qué la oposición que se unió en 2015 no es la misma que se separó en 2020?
- Oct
- 04
- Posted by MTA
- Posted in Elecciones en Venezuela, Noticias

Pese a que los indicadores sociales, políticos, económicos y humanitarios son más críticos que hace cinco años, los factores que adversan a Nicolás Maduro están atomizados en varias vías que buscan una solución
Un centenar de acontecimientos políticos, económicos y sociales separa a Venezuela de la que fue en 2015. Ese año, la crítica situación del país generó una alianza entre los diferentes factores opositores frente a las elecciones parlamentarias, entonces, ¿por qué es tan cuesta arriba hacer política en coalición en 2020, un año que, según estudios estadísticos, está peor que hace cinco años?
En septiembre de 2020 la oposición se divide en tres grandes grupos: la Presidencia interina encargada a Juan Guaidó con la Asamblea Nacional y la comunidad internacional a su costado; Henrique Capriles Radonski con su propuesta de exigir de no abandonar el terreno electoral, pero exigiendo que se postergue los comicios por la pandemia, y María Corina Machado, quien insiste en la necesidad de la ayuda extranjera para salir de Nicolás Maduro.
El 23 de enero de 2015 todos estos actores estaban en otro escenario: la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), donde se selló un pacto de lucha política, inspirados en la crisis que atravesaba el país.
“Hoy también nos une el descontento: en el barrio y en la urbanización, en los sectores populares y en la clase media (…) A pesar de haber manejado más dinero y poder que ningún otro gobierno en nuestra historia, hoy Venezuela es un país sin alimentos en sus abastos, sin medicinas en sus farmacias, sin seguridad en sus calles y sin vergüenza en sus gobernantes (…) ¡Esto no puede continuar!”, rezaba el acuerdo firmado por los grandes partidos: Acción Democrática, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo, los partidos minoritarios y algunos independientes como Vente Venezuela, todos bajo la conducción de Jesús “Chúo” Torrealba, secretario ejecutivo de la MUD.
Torrealba cree que la institucionalidad que se logró en ese entonces fue extinguida durante los últimos cinco años debido a una política de ensayo y error que ha dejado a una oposición cuyos pedazos son difíciles de ensamblar.
“Lo que pasa hoy es que quienes tienen el control y la iniciativa política imponen su voluntad al resto de los factores”, sentenció. Pero como dato más revelador, el exsecretario de la extinta MUD también cree que la diversidad de puntos en la comunidad internacional, que respalda a la oposición desde hace dos años, ejerce una presión importante dentro de las corrientes opositoras.
La crisis se quedó
Si a las bases del pacto opositor de 2015 le cambian la fecha y le actualizan los números de la situación país podría seguir tan vigente como hace cinco años: en agosto de 2020, el Foro Penal Venezolano contabilizó cerca de 386 presos de conciencia, 389% más que en 2015.
En 2015, 90% de los venezolanos admitía que debía hacer colas interminables para abastecerse de productos básicos y de limpieza, la escasez en cifras del Banco Central de Venezuela se ubicaba sobre 30%, aunque firmas privadas la situaban muy por encima de ese rango, y la inflación debutó con tres cifras: 141%.
En 2020 las colas se acabaron, hay abastecimiento, pero la mayoría de los venezolanos no puede acceder a los productos de la canasta básica con el sueldo mínimo de unos 2 dólares mensuales, aproximadamente; la dolarización se instaló extraoficialmente y los CLAP se han utilizado como elemento de control social.
Los estudios de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) reflejaron en 2015 que 48.8% de los hogares venezolanos era pobre en extremo. La cifra en 2020 se montó en 79.3%, unos 30,5 puntos por encima.
En términos sanitarios, Médicos Unidos por la Salud hablaba hace cinco años de que 44% de los quirófanos no funcionaba y 94% de los laboratorios no tenía suficientes insumos para trabajar.
La encuesta nacional del sector salud de este año reveló que este 2020, 57,14% del área no tiene guantes, 61,9% no tiene tapabocas y 76,19% no tiene ni siquiera jabón para hacerle frente a la pandemia del COVID-19.
Pese a estos indicadores de la crisis y el objetivo común de los actores de la oposición de lograr cambios en lo político, económico, social y hasta humanitario en el país, Torrealba cree que falta alguien que se ponga al frente con una estrategia eficaz previamente consultada con los sectores, no solo políticos, y que dé paso a un plan de gobierno ampliamente consensuado.
El dirigente reprocha la falta de continuidad y sustitución del proyecto político de 2015, que planteaba el punto de partida para la solución de los problemas de aquel momento y que en este persisten. Sin eso es aún más difícil armar un rompecabezas de fuerzas políticas que reme en un mismo sentido, consideró.
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